Aunque no seamos conscientes, los aditivos alimentarios forman parte de nuestro día a día y, definitivamente, se merecen mucha más atención de la que se les da. Estas sustancias, la mayoría compuestos químicos, están destinadas a agregar color, sabor e incluso a aumentar la vida útil de los alimentos.
Algunas nutricionistas con gran presencia en las redes sociales han utilizado su incluencia para dar a conocer los riesgos relacionados con el abuso que, hoy en día, se está haciendo de los aditivos alimentarios. Una de ellas es Nmami Agarwal, que explica que se agregan más de 2.500 aditivos a los alimentos para procesarlos de la forma deseada, para presentar a los consumidores un producto con la textura, color y olor que desean. Estas sustancias, según la frecuencia de consumo, pueden estar causando un daño progresivo en la salud.
Colorantes artificiales
Como ya hemos mencionado, es usual añadir colorantes a los alimentos que los hagan parecer más apetecibles a la vista. Cereales, dulces, bebidas, postres e incluso productos cárnicos son comúnmente adulterados con colorantes artificiales para hacerlos más atractivos.
Según Agarwal, el colorante alimenticio puede aumentar la hiperactividad y los problemas de comportamiento en los niños, además de causar alergias y aumentar el riesgo de asma.
Los más usuales son: Azul 2, verde 3, amarillo 3, amarillo 6 y rojo 3.
Conservantes artificiales
Los sulfitos suelen agregarse a los frutos secos y el vino, para que los primeros se vuelvan marrones y evitar que las bacterias echan a perder lo segundo. Los metabisulfitos, nitritos, nitratos y el dióxido de azufre son sólo algunos ejemplos de aditivos de azufre que se suelen incluir en embutidos y salsas. No solo mejoran su color, sino que aumentan su vida útil.
Nmami explica que los sulfitos pueden causar reacciones alérgicas, urticaria, asma, además los nitritos y nitratos tienden a formar nitrosaminas en los alimentos, que pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer.
A parte de los anteriormente mencionados, lo más usuales son: BHT, BHA y EDTA.
Sabores artificiales
Los saborizantes son sustancias químicas que se utilizan para imitar el sabor natural u original de los alimentos. Los podemos ver en muchos preparados, aunque probablemente uno de los mejores ejemplos sean los fritos embasados, como las patatas con sabores jamón, campesinas, queso, etc.
Como expone la nutricionista, estos sabores artificiales pueden causar dolores de cabeza, dolos en el pecho, mareos, fatiga e incluso derivar en problemas de salud mental.
Los químicos que más se agregan a nuestras comidas son: diacetilo, etil maitol, antranilato de metilo y decadienoato de etilo.
Emulsionantes artificiales
Los emulsionantes son agentes que se agregan a alimentos como panes, chocolates, helados o aderezos para ensaladas. Hacen que los alimentos sean más suaves aunque, si se abusa de ellos, pueden afectar al metabolismo humano, produciendo obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades relacionadas con estas.
A la hora de hacer la compra, revisa bien la etiqueta para conocer con qué estás alimentando tu cuerpo. Es importante saber que el consumo de este tipo de químicos no supone un riesgo directo para la salud, aunque el abuso de los mismos, puede derivar en daños o enfermedades.
Recuerda que los aditivos permitidos, fácilmente identificables por la letra E, están sometidos a estrictos controles y deben revisarse en función de los datos científicos que van apareciendo en la comunidad científica. En el caso de demostrarse el efecto pernicioso para la salud, no temas, este ingrediente sería vetado.
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