Si el viejo Otzi aún conservaba sus tatuajes tribales cuando le encontraron en su sepultura glacial, aquellos rockeros y hippies de décadas atrás no iban a ser menos. Cuando grabas algo en tu piel con tinta, lo haces para toda la vida. Si estás pensando en tatuarte es importante que lo recuerdes y, si quieres ver cómo puede quedar ese elaborado diseño que tienes en mente después de toda una vida con él, los abuelos modernos no dudan en enseñártelo.
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La cara de Stalin podía parecer una buena idea cuando un camarada se veía resguardado por el dictador allá por los años 40, sin embargo tras la caída del telón de acero, todo parece apuntar a que no fue tan buena idea marcarse el pecho con su cara.
Aunque ahora los tatuajes formen parte de una cuidada estética, antaño quienes se tatuaban la piel lo hacían por causas mayores. El cuartel militar, la cárcel o el puerto más pirata eran los lugares habituales de los amantes de la tinta. Por ejemplo los lobos de mar se tatuaban un ancla si habían atravesado el océano Atlántico con éxito, un dragón si habían navegado por China y, la lista continúa con un montón de símbolos marinos.
Tampoco hay que olvidarse de aquellos que fueron jóvenes en la época del flower power y que decoraron su cuerpo a golpe de flores, palomas de la paz o eslóganes 100% naturalistas. Sea cuál sea el motivo de los abuelos tatuados que hoy te traemos, lo importante es que ellos no pierden su espíritu y siguen enseñando orgullosos su piel tatuada.
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