El ser humano es un ser social, es decir necesita mantener relaciones con sus semejantes. De hecho, son una propiedad necesaria desde el mismo momento en el que nacemos para nuestra supervivencia. Desde nuestra llegada al mundo, necesitamos de otros para nuestro cuidado, alimentación, aprendizajes… de tal manera que nos sería imposible sobrevivir sin estas primeras atenciones.
Posteriormente vamos estableciendo distintos tipos de relaciones, de hecho bien sabido es la necesidad de filiación que las personas tenemos, por la cual establecemos distintos vínculos afectivos con los demás, provocándonos sus carencias grandes déficits emocionales y trastornos psicológicos.
Este vínculo es tan importante, tan fuerte, que va a determinar los futuros vínculos que el niño establecerá como ser humano. Un vínculo seguro entre madre e hijo, permitirá establecer futuras relaciones interpersonales sanas a lo largo de su vida.
De hecho diversas investigaciones indican que un vínculo seguro permitirá desarrollar un buen ajuste social, sin embargo la carencia de este puede dar lugar a baja autoestima, problemas en las relaciones sociales, e incluso trastornos psicopatológicos.
Así desde el campo del desarrollo infantil, se ha estudiado el vínculo entre madre e hijo. Los primeros trabajos en esta línea fueron realizados por René Spitz, psicoanalista, que llevo a cabo investigaciones del desarrollo de niños huérfanos. Más tarde, John Bowlby (1907-1990) fue el primer psicólogo en desarrollar una "Teoría del apego", siendo su principio más importante, el que destaca que un recién nacido necesita desarrollar una relación con al menos un cuidador principal, para que su desarrollo emocional y social se desarrollen con normalidad. Así se describieron los distintos tipos de apego:
>Apego seguro: los niños con este apego han recibido cuidadores sensibles a sus necesidades, con lo que tienen confianza en su disponibilidad. Las personas con un apego seguro son más estables y coherentes, establecen relaciones satisfactorias, mayor equilibrio emocional.
>Apego evasivo: estos niños perciben un aparente desinterés ante sus cuidadores, debido a que tienen poca confianza en los cuidados que sus cuidadores les aportan. Su escasa confianza en recibir ayuda, provoca inseguridad, miedo a la intimidad y a establecer relaciones con los otros.
>Apego ansioso-ambivalente: estos niños responden a la separación de su cuidador con angustia, protestas, enfado… Esto es debido a la inconsistencia emocional de sus cuidadores.
¿Cómo podemos establecer un apego seguro?
1. Transmite seguridad a tu bebe atendiendo sus necesidades y cuidados que pueda sentir la confianza de que sus necesidades básicas serán atendidas.
2. Aprende sus señales y su forma de comunicarse. Aunque él bebe no pueda hablar, te comunica a través de sus gestos y llantos. Interpretar su llanto, cuando frunce el ceño, sus movimientos…
3. Responde a sus necesidades, físicas y emocionales, así podrás transmitirle en cada momento que sus necesidades son importantes para ti. Darle muestras de afecto, consolarlo…
4. Cuida de ti misma. La llegada de un bebe, requiere muchos cambios y adaptaciones. A veces esto supone momentos de tensión y ansiedad. Es fundamental que te cuides y seas capaz de superar esto, pues estas emociones podrían dificultarte establecer un apego seguro con tu bebé.
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Contenido elaborado en colaboración con eSaludMental.es