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¿Has vivido alguna vez un accidente de cerda y desde entonces no puedes evitar tenerle pánico a los coches? ¿Te supone un calvario preparar un viaje al extrangero porque tienes pánico a volar? Es posible que estés viviendo en primera persona estos síntomas y no hayas sido capaz todavía de identifiar sus motivos o formas de ponerle solución. Puede que esos sentimientos ocurridos durante el incidente hayan ido desapareciendo pero aún tengas dudas a la hora de subirte a cualquiera de estos medios de transporte. Si esto ocurre, podrías haber desarrollado una fobia específica que te conduce a un estado de ansiedad cuando te toca enfrentarte a salidas, viajes o vacaciones.
Madrid-Caracas: una historia basada en hechos reales
Hace unas semanas vivimos un acontecimiento de gran riesgo y gravedad relacionado con la aviación. El vuelo 837 con destino a Caracas tuvo que sobrevolar Madrid durante varias horas tras ser detectadas dos averías nada más despegar del aeropuerto, una de ellas en un motor y la otra en una de las ruedas traseras del tren izquierzdo. Durante ese tiempo, los 128 pasajeros sintieron incertidumbre y nerviosismo en torno al desenlace del suceso y seguramente, pasaron mucho miedo.
Afortunadamente, todo quedó en un susto; el avión aterrizó sin complicaciones con toda la tripulación sana y salva. 128 personas que podían volver a casa con sus familias. Sin embargo, ninguna de estas personas, ni sus familiares y allegados más cercanos han quedado libres de padecer estrés postraumático, de hecho, este problema suele desencadenarse cuando se ha vivido un suceso traumático o cuando hemos sido testigos de un grave incidente o incluso, simplemente con haber tenido acceso a la historia y detalles de algo que le ha ocurrido a un familiar o amigo cercano.
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¿Cómo se manifiesta el estrés postraumático?
Este tipo de estrés se manifiesta, entre otros, con recuerdos y sueños angustiosos relacionados con el suceso vivido, reacciones disociativas en las que el sujeto siente o actúa como si se repitiera la situación. También suele ir acompañado de malestar psicológico intenso y reacciones fisiológicas ante cualquier hecho o situación que nos devuelva el recuerdo de lo que hemos vividos.
Si estos síntomas se mantienen un mes después del hecho traumático, lo más recomendables es optar por la ayuda psicológica. Si, precismanete, el estrés postraumático stá relacionado como alguna actividad como conducir o volar, es fundamental que, en cuanto la persona afectada recobre fuerzas y se vea de nuevo con seguridad, retome su rutina habitual y se atreva a enfrentarse a la situación en lugar de esquivarla. Es decir, si nuestro trabajo nos obliga a viajar a menudo en coche o avión, debemos esforzarnos por seguir haciéndolo. Lo mismo ocurre si solo cogemos aviones en vacaciones o por meras cuestiones de ocio, atrevernos a dar el paso es la mejor de las opciones para superar el trauma.
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Por último y en cualquiera de los casos, la recomendación más importante es que la persona no se sienta en ningún momento presionada a hacer algo con lo que todavía no se siente segura. El tiempo es el gran aliado del estrés postraumático y en estos casos lo mejor es esperar a que la llamada ''fase del afrontamiento'' se presente de la manera más natural posible. Jamás debemos hacer que alguien se sienta obligado a coger un avión si no está seguro, pues solo incrementaría su nerviosismo y por ende, alargaría el trauma. Despacito y su ritmo, sin presiones, con mucha paciencia y si es necesario, con la ayuda de un profesional pero nunca con imposiciones y exigencias.
