Nos gusta pasar tiempo con amigos y seres queridos, pues somos por naturaleza seres sociales. Sin embargo, no todos son bien recibidos por su entorno, lo cual ha sido objeto de investigación y estudio en el ámbito de la inteligencia emocional para muchos expertos y psicólogos.
Es esencial cultivar las cualidades que generan comodidad en la presencia de los demás para disfrutar de una vida social plena. Para lograr esto, adquirimos habilidades sociales gracias a la inteligencia emocional. Entender nuestras emociones facilita la empatía con los demás, permitiéndonos escuchar y brindar ayuda en la medida de nuestras posibilidades.
El generar una fuerte conexión emocional se logra al atender los sentimientos y necesidades de las personas que están con nosotros. Esto lleva a que se sientan valoradas y comprendidas, y en última instancia, perciban en nosotros a alguien cercano en quien pueden sentir confianza.
La escucha activa, la amabilidad, la empatía, la autenticidad, la sinceridad, entre otras, son algunas de las cualidades de la personalidad fundamentales para causar una buena impresión. Junto con el respeto, la comprensión y una actitud positiva, son atributos clave para promover sanas relaciones y establecer conexiones emocionales.
Los siguientes puntos explican las características que se deben de tener para caerle bien a la gente con que convivimos.
Mostrar interés y empatía
Hacer preguntas abiertas, prestar atención a las respuestas del otro, recordar detalles de su vida y demostrar empatía con sus emociones son elementos clave para que los demás perciban nuestro interés genuino en ellos. La manifestación evidente de este interés se da a través de la comunicación no verbal. En otras palabras, estrategias efectivas para mostrar atención a los demás incluyen mantener el contacto visual, realizar gestos de asentimiento, sonreír, practicar la escucha activa y hacer preguntas que profundicen en la conversación.
No ser sumiso, ser asertivo
La sumisión no guarda relación alguna con la asertividad. Ser asertivo implica comunicar de manera firme pero respetuosa nuestras opiniones y necesidades, buscando un equilibrio entre los intereses de los demás y los nuestros.
En cambio, la sumisión implica siempre ceder ante las demás personas. Por otro lado, la agresividad implica imponer nuestras opiniones sin tener en cuenta los sentimientos de quienes nos acompañan.
Se puede concluir que adoptar una actitud asertiva es la opción más saludable en las relaciones con los demás.
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Una comunicación eficaz
Es esencial expresar nuestras ideas y pensamientos de manera clara y practicar una escucha activa a los demás para alcanzar una comunicación efectiva. Esto previene confusiones entre las partes involucradas y promueve la comprensión mutua.
La sinceridad y autenticidad son elementos cruciales para establecer relaciones fuertes. En términos generales, la falta de estos conceptos tiende a generar desconfianza en las personas. Por lo tanto, ser honesto acerca de nuestros pensamientos y sentimientos contribuye a construir conexiones y confianza. Mostrar nuestra verdadera identidad es fundamental para cultivar relaciones más significativas.
