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La lumbalgia durante el embarazo: una molestia que se puede prevenir

por El equipo editorial ,
La lumbalgia durante el embarazo: una molestia que se puede prevenir© iStock

El dolor lumbar, o lumbalgia, es una de las complicaciones más frecuentes durante el embarazo. Es bueno que aprendas a prevenirla o a tratarla si es necesario.

Índice
  1. · Qué es y por qué se produce la lumbalgia
  2. · Factores de riesgos
  3. · Conociendo el problema
  4. · Lo más importante: la prevención
  5. · Tratamientos de la lumbalgia

El embarazo es una etapa maravillosa que trae consigo innumerables alegrías. Sin embargo, también implica un conjunto de cambios en el cuerpo de la madre. Algunos de estos pueden resultar incómodos, o difíciles de sobrellevar. Uno de ellos es la molesta lumbalgia o dolor lumbar.

Se sabe que más de dos terceras partes de las mujeres embarazadas presentan dolor lumbar. Se trata de un dolor insistente, que aumenta, a medida que avanza la gestación. Causa grandes incomodidades y a veces llega a interferir con las actividades cotidianas y hasta con el descanso normal.

La lumbalgia es la complicación más habitual durante el embarazo. Se estima que hasta el 67% de las mujeres sufren dolor lumbar durante la segunda parte de la gestación. Hasta un 21% de ellas sigue padeciendo este problema después del parto. Sin embargo, en general, el pronóstico es bueno. Esto quiere decir que desaparece con el tiempo.

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Qué es y por qué se produce la lumbalgia

La lumbalgia es un dolor intenso que se produce en la parte baja de la espalda, es decir, en la región lumbar. Esto impide la movilidad normal. En algunas madres este dolor es episódico, o sea que ocurre solo en algunos momentos. En otras, la molestia es más constante. Sea cual sea el caso, no es fácil de sobrellevar.

¿Por qué se produce la lumbalgia? Porque el embarazo hace que se desplace el centro de gravedad del cuerpo. Por lo tanto, los músculos de la zona inferior de la espalda deben trabajar más intensamente, para poder sostener la columna. Veamos esto con mayor detalle.

Cuando el abdomen comienza a crecer, la madre gestante debe compensar ese peso inclinándose un poco hacia atrás. Se vuelve más difícil mantener el equilibrio cuando está caminando. Entonces, sin darse cuenta, comienza a andar con pasos más cortos. Todo esto exige un gran trabajo de los músculos de la espalda. Cuando estos se fatigan, los ligamentos le ayudan, soportando parte de la carga. En estas circunstancias, el sistema músculo-esquelético de la madre se vuelve más frágil. Entonces, puede ocurrir una de las siguientes dos situaciones: que la curvatura lumbar se acentúe demasiado o que cualquier pequeño movimiento brusco genere una lesión. En ambos casos la consecuencia es una lumbalgia.

Factores de riesgos

Además de los cambios originados por el crecimiento del vientre y el desplazamiento del eje en la marcha, también hay otro factor que predispone a la lumbalgia: los cambios hormonales. Los estrógenos, la progesterona y la relaxina reblandecen los cartílagos y los ligamentos de la pelvis. De ahí a que aparezca el dolor en la zona lumbar hay solo un paso.

Adicionalmente, hay algunos factores de riesgo que predisponen a las mujeres embarazadas a sentir dolor en la parte lumbar. Los principales son:

  • Historia de dolor lumbar previo al embarazo.
  • Si la madre trabaja levantando objetos pesados es más probable que desarrolle lumbalgia.
  • Tabaquismo
  • Aumento de peso
  • Gestación de dos o más hijos a la vez
  • Sedentarismo
  • Historial familiar de lumbalgia durante el embarazo.


También hay evidencia de que el estrés contribuye a que aparezca el dolor lumbar. Se sospecha que a mayor edad de la madre y mayor cantidad de embarazos previos, también hay mayor riesgo de que se presente la lumbalgia.

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Conociendo el problema

La lumbalgia puede llegar a ser demasiado molesta. Los estudios indican que el 50% de las nuevas madres sienten un dolor que va de leve a moderado. De otro lado, hay un 25% que experimenta un dolor tan severo, que muchas veces impide realizar actividades cotidianas como caminar o moverse con libertad.

Lo habitual es que el dolor aparezca alrededor de la semana 18 del embarazo. La lumbalgia suele llegar a su máxima intensidad entre las semanas 24 y 36. Si el dolor empieza en el primer trimestre de la gestación, es de esperar que se vuelva sumamente intenso en las últimas semanas, previas al parto. En la mayoría de los casos, el dolor lumbar desaparece después del parto. Hasta el 93% de las madres han reportado que este se desvanece hasta desaparecer, en los tres meses siguientes al nacimiento del bebé. En el 7% restante, la lumbalgia se mantiene, pero siempre es menos severa que durante el embarazo. Lo normal es que se diluya en los siguientes 3 años.

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Lo más importante: la prevención

Como siempre, lo mejor es prevenir antes que curar. Sabes que es inevitable que sufras una fuerte presión sobre tu espalda con el embarazo. La panza crece, la espalda se resiente. Pese a esto, hay algunas cosas que puedes hacer para impedir que todo esto se traduzca en una lumbalgia que te atormente.

Algunas medidas de prevención a las que puedes acudir son las siguientes:

  • Realiza ejercicio físico todos los días. Nada excesivo. Basta con que tengas una rutina diaria con la que te sientas cómoda y que combata el sedentarismo. Caminar media hora al día es buena idea.
  • Cuida tu postura corporal. Aunque te cueste trabajo, trata de mantener la espalda erguida, tanto como te sea posible. Entre mejor postura tengas, menos riesgos de sufrir dolor lumbar.
  • Practica yoga o pilates. Ambas actividades han demostrado ser un excelente antídoto para los dolores de espalda durante el embarazo.
  • Usa una faja. A muchas madres la faja les ayuda a aliviar el peso y, por tanto, a prevenir el dolor.
  • No hagas sobreesfuerzos. Especialmente, no cargues objetos pesados.

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Tratamientos de la lumbalgia

Si ya padeces la lumbalgia, lo indicado es que se lo comentes al ginecólogo y sigas sus indicaciones. Lo ideal es que no tengas que tomar medicamentos, sino que puedas resolver o moderar el problema con otro tipo de medidas.
Lo habitual es que el médico te ordene algunas sesiones de fisioterapia. Estas suelen ser una excelente solución para el dolor. Si no lo erradican del todo, por lo menos lo vuelven mucho más moderado. Y lo mejor es que este tipo de terapias no afectan, de ninguna manera, al bebé.

A veces también es necesario acudir a la a la termoterapia. Esto es, aplicación de calor y frío en la zona afectada. También es bastante frecuente que te recomienden un ajuste de dieta, para evitar el sobrepeso y fortalecer tus músculos y huesos.

Ser madre es un maravilloso regalo de la vida. Si tomas las medidas adecuadas y gestionas esta etapa de manera inteligente, de seguro no vas a tener dificultades. Cuídate y a haz de este uno de los momentos más bellos de tu existencia.

Contenido elaborado en colaboración con Theramart Blog

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