Las mujeres que han sido víctimas de la violencia de género pueden utilizar esta herramienta para poder alertar si su agresor vuelve a acosarlas de nuevo. El agresor lleva una pulsera electrónica (que no puede quitarse él mismo) y que está conectada a una caja que la víctima lleva consigo en todo momento. Por lo tanto, la mujer y su agresor están permanentemente localizados geográficamente. Así, en caso de acercamiento por parte del agresor, se manda una notificación inmediatamente a la policía. Sin embargo, algunos grupos feministas exigen un seguimiento psicológico de la víctima que se ve obligada a renunciar a su privacidad a cambio de esta protección.
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Aunque este dispositivo tiene algunos defectos, y aspectos por mejorar, ninguna de las mujeres que lo llevan ha sido asesinada por su ex pareja. Lidia Gracia, que fue acosada durante meses por su ex pareja, que no soportaba la ruptura, es una de las que lleva esta pulsera. "Tengo una orden de alejamiento de 500 metros. Sabemos dónde está en todo momento, y también dónde estoy yo. Así que si se me acerca, una alarma empieza a sonar y me llega el mensaje de "atacante cerca de aquí". "La policía recibe un aviso automáticamente e interviene de forma inmediata". Desde que se estableció el sistema, Lidia nunca ha tenido más problemas con su ex pareja, pero aún así enfatiza sus limitaciones. "El efecto perverso es que utilizan el dispositivo para recordarte que están ahí. Lo primero en lo que piensas es: "Mi ex está justo detrás de mí".
En lo que va de año, 51 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas. Esta pulsera podría ser la solución para evitar más muertes siempre y cuando haya denuncia previa, aunque todavía queda mucho por mejorar y mucho camino por recorrer.
