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Bronquiolitis: Síntomas y consejos

por Elena Bonet ,
Bronquiolitis: Síntomas y consejos© Jupiter

¿Qué es la bronquiolitis?
Se trata de un virus que infecta los bronquios terminales de los pulmones, lo bronquiolos, y que afecta a los bebés y a los más pequeños (aproximadamente a un 30 % de los niños entre 0-2 años, sobre todo chicos: 3 niños por cada 2 niñas).
Los bronquiolos, obstruidos por las secreciones, no dejan que el aire circule correctamente y, como consecuencia, se sufren atascos respiratorios. El virus responsable de dicha enfermedad es el VRS (virus respiratorio sincicial) y resulta altamente contagioso. Las vías de transmisión son el aire y el contacto con las manos, los besos y los objetos. Mientras que en las personas este virus sólo sobrevive durante poco más de treinta minutos, en los objetos puede aguantar largas horas.

Los signos reveladores de la bronquiolitis
Al principio se manifiesta con un simple constipado que, con las complicaciones de la enfermedad, puede acabar en una bronquiolitis. Además, se inflaman los bronquiolos y las secreciones que en ellos se generan impiden la circulación normal del aire. Los bebés se ven altamente sobrecargados, con una respiración ruidosa, sibilante, tos seca y el tórax bloqueado y más alargado de lo normal. Los síntomas de la bronquiolitis pueden ser bastante impresionantes. Los pequeños que se ven afectados por dicha enfermedad suelen tener dificultades para comer: tomarse un biberón con tantas molestias respiratorias es demasiado esfuerzo para los más menudeos. Además, la tos puede llegar a provocar vómitos.
Ahora bien, también es cierto que en la mayoría de los casos se trata de una enfermedad benigna a pesar de que se pueden desarrollar consecuencias más importantes en los bebés más pequeños, los prematuros o los niños con alguna patología neonatal. En estos casos hay que ir al médico con urgencia porque la enfermedad en sí no es grave, pero sus complicaciones pueden llegar a serlo.

¿Cómo evitarla?
El mejor tratamiento contra la bronquiolitis es la prevención, pues se trata de un virus para el que no hay vacuna y para el que los antibióticos no son eficaces. De modo que no podemos hablar de un tratamiento propiamente dicho. No obstante, como sí que se conocen los sistemas de transmisión podemos tomar medidas para prevenirla.
Quedarse en casa con el bebé cuando exista un posible riesgo de contagio es muy buena opción ya que el virus, altamente transmisivo, podría transformarse en una epidemia en cualquier guardería. A continuación, te detallamos algunas precauciones que se deberían tomar:
>Si estás constipada ponte una mascarilla y no te acerques demasiado al pequeño. Sobre todo evita los besos. Y aleja al bebé de cualquier persona constipada, tanto niños como adultos (en la medida de lo posible, claro...).
>Lávate las manos con frecuencia.
>No pruebes las papillas o el biberón antes que el bebé.
>No dejes que la habitación del bebé alcance una temperatura superior a los 20° C.
>Evita las moquetas, los tejidos demasiado pesados, los colchones forrados, la lana, la crin o las plumas, todos ellos son un nido de ácaros.
>Avisa a la guardería cuando el bebé sufra de bronquiolitis.

Vigilarlo bien
Además de las anteriores medidas preventivas, es muy recomendable que los padres permanezcáis cerca del bebé, sobre todo por la noche. Vigilarlo bien durante la enfermedad es una de las mejores soluciones terapéuticas.

¿Qué vigilar?
>Respiración. Comprueba que no respira demasiado rápido. Si es el caso, llama a un médico.
>Comprueba los silencios respiratorios, es decir, que el bebé no deja de respirar.
>La fiebre. En casos de bronquiolitis suele estar en unos 38° C aproximadamente. Si los supera, llama al médico.

Otros consejos
>Duérmelo boca arriba, con el colchón un poco inclinado (con la cabeza por encima del cuerpo).
>Distancia las tomas del niño porque darle el pecho en este estado le resultará agotador.
>Si está muy sobrecargado, llama al médico. Consulta primero al de cabecera antes de acudir a urgencias (excepto en caso de problemas respiratorios muy importantes o una extrema deshidratación).

Las complicaciones
En la mayoría de los casos la enfermedad se supera al cabo de unos diez días, como mucho puede llegar a durar un par de semanas. Ahora bien, presta atención porque la situación puede complicarse con más infecciones bacterianas, relativamente frecuentes, que requieren la receta de antibióticos por parte del pediatra.

Los signos:
>Fiebre de más de 38,5° C.
>Otitis.
>Secreciones bronqueas purulentas (amarillas)

Importante
-Las alteraciones respiratorias requieren hospitalización porque al no recibir el oxígeno suficiente, el estado general del niño se altera y pierde el apetito.
-La fiebre, una mala toma de los biberones y los vómitos pueden provocar deshidratación y desnutrición.

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Elena Bonet
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