Hoy en día, muchas mujeres que quieren destacar sus facciones a partir de los 50 están eligiendo una técnica más suave, luminosa y muy favorecedora: el blush stacking. Avalada por maquilladores profesionales, esta forma de aplicar el colorete promete darle un nuevo aire a tu cara sin recurrir a marcadas zonas de sombra y luz. Pero, ¿en qué consiste esta técnica?
Aquí la idea es jugar con dos tipos de colorete: uno en crema o líquido y otro en polvo. Lo primero que debes hacer es aplicarte el colorete cremoso con los dedos o una esponja y, a continuación, sellarlo con el polvo del mismo tono. Este mix ayuda a crear un acabado difuminado, luminoso y muy natural. El resultado no solo ofrece color, sino que también ayuda a definir las facciones con delicadeza.
Cómo aplicarlo paso a paso
- Antes de nada debes preparar bien la piel: con la ayuda de una buena base hidratante (ideal si contiene retinol) podrás alisar la textura y mejorar la fijación del maquillaje en tu piel.
- Empieza por aplicar el colorete cremoso: colócalo justo encima de los pómulos, difuminando hacia la zona de la sien. Esto ayuda a crear un efecto lifting inmediato.
- Fija con colorete en polvo: usa una brocha suave y ligera para aplicar la segunda capa, manteniendo el movimiento ascendente.
- Toques extra: puedes incorporar un poco en el puente de la nariz, la frente o la barbilla para un efecto más armonioso y bronceado.
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¿Qué ventajas ofrece esta técnica frente al contouring?
A diferencia del contorno, que exige cierta técnica y puede endurecer los rasgos si se aplica mal, el blush stacking es accesible para todas. No importa tu tono de piel: al combinar tonos cálidos (como coral o melocotón) puedes conseguir un efecto favorecedor sin esfuerzo. Y lo mejor: tu rostro se verá más fresco, despierto y luminoso, sin sobrecargas de producto.