Es común que los niños puedan portarse mal o adoptar conductas molestas en algunas ocasiones. Sin embargo, hay ciertas cosas que, aunque muchas veces tachamos de mala costumbre o incluso de falta de respeto, podrían ser en realidad un indicativo de una mente brillante. Tal y como indican expertos en psicología infantil, hay comportamientos en los niños que queremos corregir a toda costa y que, en realidad, podrían esconder una mente brillante.
El detalle molesto que 'destaparía' una mente brillante
Cuando hablamos de niños con una mente brillante, solemos imaginarnos a aquellos que aprenden rápido, tienen un vocabulario rico o una memoria desbordante. Pero lo cierto es que hay una conducta que pasamos por alto y que, según algunos estudios, también podría denotar un alto potencial intelectual: mentir.
Según la psicóloga Cortney Warren (en declaraciones para Your Tango), el acto de mentir podría ser un claro indicativo de capacidad de reflexión, imaginación e incluso inteligencia emocional. Esto lo apoya también el profesor Kang Lee, experto en psicología del desarrollo en la Universidad de Toronto. Según sus estudios, los niños empiezan a mentir desde los 2 años. A los 3, la mitad ya lo hacen, y a los 4 años, el 80 % inventa historias.
¿El motivo? El cerebro infantil desarrolla en esa etapa habilidades clave, como distinguir lo que uno piensa de lo que piensa el otro. Al fin y al cabo mentir también requiere reflexión, imaginación y control emocional: algo muy característico de una mente brillante.
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¿Debemos alarmarnos si nuestro hijo miente?
Antes de preocuparnos por adelantado, es importante entender qué es lo que les lleva a los niños a mentir. Tal y como explica la psicóloga, el principal motivo suele ser el placer: evitar una consecuencia negativa o conseguir algo que desean. Por ejemplo, pueden mentir para evitar un castigo o para conseguir algo concreto. Además, como explica el doctor Michael Brody, pediatra y psiquiatra, los más pequeños muchas veces no saben diferenciar entre la realidad y la ficción. No mienten para manipular, sino que simplemente imaginan.