Es fácil, económico y ecológico: elaborar tus propias mascarillas faciales en casa. En lugar de gastar una fortuna en productos industriales de belleza, cada vez más personas recurren a recetas “caseras” a base de ingredientes naturales. Una tendencia que convence tanto por sus beneficios cutáneos como por su impacto limitado en el medioambiente. “A menudo son ingredientes cotidianos que ya tenemos a mano. Y en términos de coste, no tienen competencia”, explica Caroline Vivant, cofundadora del sitio Lekaba.fr, entrevistada por Le Parisien.
Su argumento va más allá de lo económico: preparar uno mismo sus cuidados permite también controlar la composición, evitar sustancias químicas innecesarias y reducir los envases plásticos.
Cinco recetas naturales adaptadas a cada tipo de piel
1. La receta más fácil consiste en aplastar medio plátano bien maduro con una cucharada de miel. La pasta obtenida se aplica en el rostro durante 15 minutos antes de enjuagar con agua clara. Esta mascarilla nutre y suaviza la piel gracias a las vitaminas y minerales del plátano, mientras que la miel actúa como humectante natural.
2. Otra fórmula estrella combina dos cucharaditas de miel, una cucharada de hidrolato (agua floral) y una cucharadita de aceite vegetal. Según el aceite elegido, los efectos varían: coco, aguacate u oliva para hidratar; argán por sus propiedades antiedad. Tras diez minutos de aplicación, la piel recupera flexibilidad y confort.
3. El pepino, por su parte, es conocido por descongestionar e hidratar. Triturado junto con un yogur natural, se convierte en un tratamiento iluminador. Quince minutos bastan para revitalizar el rostro. Caroline Vivant recuerda que el pepino también ayuda a calmar las irritaciones, de ahí su uso clásico en rodajas sobre los párpados.
4. La arcilla blanca, disponible en tiendas ecológicas o en sitios especializados, es un excelente aliado para pieles con tendencia grasa. Mezclada con aceite de jojoba y unas gotas de aceite esencial de árbol de té, absorbe el exceso de sebo y purifica en profundidad. Aplicada en la zona T, esta mascarilla cierra los poros y calma las pieles propensas al acné. Para reforzar la acción antiinflamatoria, se puede añadir una infusión de manzanilla enfriada.
5. La arcilla blanca no solo está pensada para pieles jóvenes. Combinada con aceite de argán o de almendra dulce, se convierte en un tratamiento reafirmante ideal para pieles maduras. Añadir agua floral ayuda a obtener una textura homogénea. Quince minutos de aplicación bastan para alisar y revitalizar la piel, al tiempo que le proporciona un efecto matificante.
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