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La radiación solar se compone de radiación visible e invisible. La fracción invisible de la luz, representada por los rayos ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB) es la causante de la mayoría de los problemas de piel. Hay 9 tipos de rayos UV, pero sólo los A, B y en menos cantidad los C, llegan a la superficie terrestre provocando daño en nuestra piel principalmente, aunque también puede dañarse nuestros ojos.
Los rayos UV son más intensos y dañinos en verano cuando el sol está más próximo a la Tierra, en latitudes cercanas al ecuador y en zonas elevadas como las montañas. Hay que tener en cuenta que hay factores externos que también pueden variar su intensidad, como la presencia de agua, nieve o cristal que lo intensifica o la ropa oscura o las nubes que pueden disminuirla, aunque no siempre.