Un estudio de 2022 reveló que las esponjas de cocina pueden contener más de 10.000 bacterias, incluyendo peligros como la salmonella y el Campylobacter. La estructura porosa de las esponjas facilita el crecimiento de estos patógenos, por lo que la recomendación es cambiarlas cada semana, ya que simplemente lavarlas no elimina el riesgo de manera definitiva.
Sin embargo, otro objeto que requiere especial atención son los paños de cocina, que suelen estar contaminados con Escherichia coli. Para reducir este peligro, es fundamental lavarlos diariamente a altas temperaturas. Pero los paños no son los únicos elementos en los que se acumulan gérmenes; también debemos tener cuidado con las tablas de cortar, los mangos de utensilios y los depósitos de agua en cafeteras. Incluso los tarros de especias pueden ser un foco de contaminación.
Otros objetos que pueden fomentar la proliferación de bacterias
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Fuera de la cocina, otro elemento que a menudo pasa desapercibido es la alfombra. Aunque su suciedad no siempre es visible, puede albergar varias clases de bacterias. Un estudio de Ruggable descubrió hasta seis tipos de microorganismos en una alfombra de cocina, incluyendo Escherichia coli y Staphylococcus aureus. La limpieza regular es clave para minimizar el riesgo, pero esta tarea suele olvidarse. Un informe de 2023 indica que el 27% de los británicos no limpia sus alfombras con regularidad, y el 17% admite que simplemente no le gusta hacerlo.
Para garantizar la correcta higiene de las alfombras, no basta con pasar la aspiradora ocasionalmente. Es recomendable sacudirlas, airearlas y limpiar las manchas de inmediato, además de realizar limpiezas profesionales cada seis a doce meses. En hogares con niños, mascotas o personas con sistemas inmunitarios débiles, estas medidas deben aplicarse con mayor frecuencia para evitar posibles riesgos para la salud. Las alfombras lavables también deben limpiarse con regularidad, idealmente con un lavado a máquina o con vapor cada tres meses.