Una de las formas más sencillas de perder peso sin esfuerzo es caminar. Dedicar entre 30 y 60 minutos al día a pasear a buen ritmo es una actividad que cualquiera puede llevar a cabo y que ofrece numerosos beneficios. Pero de lo que te vamos a hablar hoy no es de caminatas al estilo tradicional, sino de una técnica muy concreta que recibe el nombre de caminata afgana.
A comienzos de los 80 , un tal Edouard G. Stiegler observó que los nómadas de Afganistán tenían la capacidad de recorrer grandes distancias sin acusar el cansancio. Se interesó por el modo en el que caminaban y empezó a experimentar. Como resultado desarrolló una técnica que combina respiración consciente y meditación con el ritmo de los pasos, y que te explicamos a continuación.
En qué consiste la caminata afgana
La caminata afgana requiere que los pasos y la respiración estén sincronizados en una relación de 3 a 1. Por lo tanto, la forma en la que se debe llevar a cabo consiste en tomar aire por la nariz durante tres pasos, retener el aire en el cuarto y expulsarlo durante los tres siguientes, para volver a comenzar de nuevo. Esto obliga a mantener la atención sobre el proceso de respiración, facilitando la concentración.
Esta técnica, a la que se conoce también con otros nombres como senderismo meditativo o yoga de senderismo, combina por tanto beneficios físicos y mentales. Pueden aplicarse ciertas variaciones sobre la misma en función de lo intenso que sea el ritmo de la caminata. Pero en esencia lo que permite es aumentar el gasto calórico y la resistencia a la vez que mantiene la mente lejos de divagaciones, por lo que su práctica es ideal cuando estamos experimentando alguna situación que nos genera estrés.
¿Qué beneficios aporta?
La técnica de respiraciones profundas en la que se basa la caminata afgana proporciona un mayor aporte de oxígeno a las células, por lo que es posible realizar trayectos más largos sin experimentar cansancio. Como consecuencia, el cuerpo quema más calorías y es más sencillo perder peso. Pero además aporta otros beneficios, tanto a nivel circulatorio como de fortalecimiento de huesos y músculos.
Pero donde verdaderamente puede notarse una gran diferencia es a nivel mental. La concentración que requiere prestar atención al ritmo de la respiración es una manera práctica de deshacerse de pensamientos negativos o que generan ansiedad. Por lo tanto, si al cansancio físico le unimos la eliminación de estos pensamientos, el resultado es una mejor calidad del descanso.
En definitiva, la caminata afgana es una técnica que facilita la conexión cuerpo-mente y que proporciona beneficios en ambos planos. ¿Te animas a darle una oportunidad?
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