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María Branyas, la ‘supercentenaria’ española que alcanzó los 117 años: qué sabemos sobre su longevidad y salud

por Juan Carlos Navarro García ,
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¿Existe algún secreto en nuestros genes que pueda ayudarnos a vivir más? Esa sigue siendo una pregunta que despierta el interés de científicos y ciudadanos por igual, y el caso de María Branyas sigue dando de qué hablar.

Hace un año fallecía María Branyas, la mujer más longeva del mundo. Lo hacía con 117 años, una edad a la que contadas personas a lo largo de la historia han podido llegar. Pero desde unos meses antes de este suceso, su caso ya había llamado la atención de la ciencia. En concreto, de Manel Esteller, Jefe del grupo de Epigenética del Cáncer del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras.

Esteller se puso en contacto con María Branyas para tratar de desentrañar si el secreto de su longevidad se encontraba en sus genes. Para ello tomó muestras de sangre, saliva y orina de la anciana, y obtuvo conclusiones que han salido a la luz recientemente, aunque ya de primeras detectó que la edad de sus genes era aproximadamente una década menor que la que correspondería por su edad biológica.

Los factores que influyen para vivir más

Aunque la genética tiene un peso indudable en la mayor o menor probabilidad de que podamos gozar de una larga vida, Manel Esteller aclara que ni de lejos es el único factor. Otros, como la dieta o los factores ambientales también juegan un papel relevante.

Entre estos últimos llama la atención uno que casi nadie tomaría en consideración. Y es que se cree que las personas que sobreviven a catástrofes suelen desarrollar una ventaja adaptativa que les permite vivir más. En el caso de María Branyas, además de sus genes, esto pudo haber influido, ya que a lo largo de su vida pasó por multitud de experiencias traumáticas, desde terremotos a incendios, y vivió en primera persona muchos de los horrores de la Guerra Civil.

Unido a ello, el hecho de ser mujer también pudo jugar a su favor, ya que entre las personas más longevas de la historia, hay una abrumadora mayoría de mujeres. De hecho hay que escalar hasta el puesto 38 para encontrar el primer hombre en la lista de centenarios que han vivido más tiempo.

Una salud de hierro

El estudio llevado a cabo por Esteller, también reveló que Branyas tenía reducidos niveles de grasa y azúcar que favorecían que gozase de un buen estado de salud. De hecho su muerte no se ha producido por algún problema cardiaco, ni por cancer ni por ninguna otra enfermedad. María Branyas murió de forma plácida mientras dormía.

Aunque ya padecía problemas de vista, audición y movilidad, su salud fue casi siempre buena, e inclusó padeció COVID pero lo superó sin mayores síntomas. Su lucidez mental era otra de las cosas que asombraban a todo aquel que tuvo ocasión de tratarla a tan avanzada edad.

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Un estudio que confirma su juventud biológica

Recientemente, hemos podido conocer los análisis científicos realizados a María Branyas que suman ahora explicaciones sobre su longevidad y estado de salud. Según Manel Esteller, “María tuvo un COVID muy leve, y algunos de los motivos quizá los conocemos ahora a partir de este estudio”.

Uno de ellos tiene que ver con el hecho de que contaba con un sistema inmune muy potente, con células de defensa que mantenían memoria de las infecciones sufridas a lo largo de sus 117 años. Estas células eran eficientes para atacar microorganismos, pero no provocaban inflamación propia de enfermedades autoinmunes, lo que ayudó a que disfrutase de una buena salud.

El estudio también examinó los telómeros, los “capuchones” que protegen los extremos de los cromosomas y que se acortan con la edad. Y lo más curioso es que María presentaba telómeros hasta un 40% más cortos que los de personas de diferentes edades. Según Esteller, esto muestra que los telómeros marcan el tiempo cronológico, pero no necesariamente la salud biológica, que depende más de factores epigenéticos.

Y en efecto, los análisis de los relojes epigenéticos, que permiten estimar la edad biológica a partir del ADN, mostraron que María tenía una edad biológica 23 años menor que su edad real.

Juan Carlos Navarro García
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